martes, 2 de octubre de 2007

Apuestas Famosas en la Historia I

Un manager de opera suizo John Heidegger (1659-1749) tenía el honor de ser el hombre más feo de Londres. Algunos pensaban que le habían pegado fuertemente con una bolsa llena de martillos, mientras que otros pensaban que de pequeño se cayó de un árbol y se dio con todas las ramas al caer. Así que cuando el Lord Chesterfield dijo que el había visto hombres y mujeres más feos en las partes más pobres de la ciudad, Heidegger se apresuró y apostó 50 guineas para que probase eso. Este hombre salió a la calle hasta que dio con una mujer igualmente fea que él. Al principio todos estuvieron de acuerdo, hasta que Heidegger protestó. Se probó el sombrero de la mujer y ella y todos los demás casi se desmayan al ver que de hecho, él era la cosa más fea que habían visto jamás.
Esta fabulosa apuesta de 1764, el Marqués de Rockingham, Charles Watson-Wentworth, se apostó con algunos de sus colegas que podía pasar al trote con el carro de caballos por el agujero de una aguja. Entonces empezó a construir una gran obelisco con forma de aguja y con un agujero lo bastante grande para que cupiese el carro. Así pudo recoger sus ganancias y luego seguro que pensaría en cómo gastar su dinero de manera más tonta. Sus “Ojos de Aguja” se pueden ver a día de hoy en el pueblo Wentworht, en Yorkshire, Inglaterra.
Un diplomático, soldado, espía francés, Chevalier d’Eon de Beaumont, vivió la primera parte de su vida como un hombre, y la segunda como una mujer. Sus características más femeninas hacían que esto fuese posible. De este modo surgieron cientos de apuestas intentado descifrar su género. Pero no fue hasta que este hombre murió en 1810 que se le identificó finalmente como hombre, y en ese momento muchas libras cambiaron de dueño.
De acuerdo con la leyenda, la archi-conocida reina Cleopatra se apostó con el reinante romano Marco Antonio que podría preparar la cena más cara de su tiempo, y así demostraría lo rico que era el imperio egipcio. Ella organizó una fiesta de tres días y dejó impresionado a Marco Antonio pero él seguía sin creerse que esa hubiese sido la más cara. Entonces Cleopatra se quitó su pendiente, que se decía que tenía el valor de 15 países, y se lo puso en su copa de vino, y se lo tragó. Así consiguió ganar no solo la apuesta sino que también se llevo el corazón de Marco Antonio.

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