miércoles, 26 de septiembre de 2007

Verdades y mentiras sobre la ruleta


Físicamente el juego de la ruleta depende de muchas variables, entre las más importantes: velocidad, peso y rozamiento de la bola, velocidad y rozamiento del cilindro interior. En cada jugada ambas velocidades, de la bola y del cilindro, cambian (ya que ambos son accionados por el croupier), por lo cual si la ruleta está en buenas condiciones, se puede decir que prácticamente el número que salga será debido al azar.
Además, los casinos por su propio bien y el de su imagen se encargan de mantener los cilindros bien equilibrados, cambiarlos regularmente (también a la mínima duda), usar diariamente bolas distintas en cada ruleta y mantener los distintos elementos del juego en las mejores condiciones posibles para que los resultados correspondan efectivamente al azar.
Por estas razones, sin ayuda de manipulaciones (personales o de material), es imposible definir una estrategia que con seguridad sirva para ganar a la ruleta.
A pesar de la gran cantidad de libros escritos sobre el tema (incluidos los últimos con la utilización de la teoria del caos aplicada a la ruleta), lo más que se puede conseguir a largo plazo es una estrategia para minimizar las pérdidas lo máximo que se pueda. Uno de los sistemas más comúnmente empleados entre los iniciados a la ruleta es la martingala. Existe la errónea creencia de que dicho método nos asegura beneficios.
La ruleta es un juego de azar, y como tal, en cada jugada no opera una ‘memoria’ de las anteriores: en cada lanzada existen las mismas posibilidades de que salga cualquier número. Como juego de azar, se asocia a la suerte el hecho de ‘acertar’ una apuesta y no al conocimiento previo de que haya más posibilidades de que salga dicha jugada.

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